24 febrero 2008

Soledad quinta

Imagen sacada de aquí

Como un cuadro colgado en la pared para rellenar el hueco. Así se siente ella. Con una losa como corazón y un vacio por cabeza.


Y camina por calles vacías que le recuerdan su soledad.


Trabaja en una oficina llena de gente a la que no le importa si va o no. Tan prescindible como las sillas que hay tras su mesa, en las que nunca se sienta nadie.


Vive en una casa llena de marido y chicos, llena de vacío.


Una casa en la que la extraña es ella.


Una casa que se mantiene gracias a la asistenta. Una casa demasiado grande, pero no lo suficiente como para no cruzarse con sombras por los pasillos.


Las tardes de los viernes se las coge para ella. Como si las demás tardes fueran de otro…


Últimamente se ve con un tipo que, a pesar de que no le llena el vacío de su alma, le llena las horas con alcohol y conversación. Con caricias que no siente. Con sexo sin influencia.


Vuelve a su triste vida igual de vacía, pero con la marca de su culpabilidad grabada en la frente.


Cuando da el beso de judas a su partenaire, siente el amargor subir por la garganta, llenarle la boca y la mente, expandirse por su cuerpo.


Triste vida vacía e inocua.


Triste soledad que vino para quedarse y no abandonarla jamás.


El último de la fila; "Lápiz, tinta"

1 comentario:

kat dijo...

Hoy he leído que la soledad es ausencia de sol... en fin... felices fallas!!

kat