19 febrero 2008

Divagando un rato

Imagen: The land we leave; Peter Rodulfo,
encontrada aquí





Estaba pensando yo, que esto del destino es una cosa muy curiosa.


Yo no creo en dios, ni el de la biblia ni el de los curas. Tampoco creo en un ser superior manejando los hilos de nuestro destino.
Creo en las personas y en el destino que cada una se forja.

Mi padre murió de cáncer, solo en la habitación de un hospital, porque su esposa no quería que se le molestara con visitas, ni familiares ni amigos.
Pues bien, no hace mucho que me enteré de que a la señora la habían operado de cáncer.
Ya sé que no está bien alegrarse de las desgracias ajenas, pero que quieres que te diga, al final, cada uno tiene lo que se merece.

Tengo varias anécdotas que me demuestran que esa frase se cumple, y es que, también creo en la frase esa de que “todo lo que hagas volverá a ti multiplicado por dos”. Quiero creer que vale para lo bueno y lo malo.

Y en eso pensaba, en lo curioso que es a veces el destino y en que somos nosotros mismos los que muchas veces nos ponemos la zancadilla.

En una ocasión escribí: […] Si, siento curiosidad por saber lo que me depara el futuro, y sé que lo que haga ahora, a partir de ahora, condicionará el futuro que me espera, me espera a la vuelta de cada esquina, de cada labio que beso, de cada caricia robada al alba. […]
Es algo que tengo presente cada vez que se vislumbra un nuevo cambio en mi vida. Por que los cambios son decisiones que uno toma, decisiones que a la larga marcarán su propio destino. Algunos intrascendentes, pero muchos decisivos.

Los cambios, las decisiones, en mi vida, suelen estar muy meditados, por algo tengo un ascendente en libra que me empuja, siempre, a encontrar el equilibrio en la balanza. Miro siempre todas las posibilidades, me pongo en lo peor, en lo mejor… buscando siempre los extremos, analizando los pros y los contras hasta encontrar mí equilibrio perfecto. Por eso no me gustan los cambios, conllevan mucho trabajo y una es muy vaga… aunque es cierto que merece la pena el trabajo, pocas veces he tenido que arrepentirme de una decisión.

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