29 agosto 2012

Jamás pretendí que fuera un diario

                                                              Foto copiada de aqui



Hace algún tiempo que no tengo la rutina de leer ciertos blogs, algunos han desaparecido, algunos no están actualizados... mis rutinas cambian...
Hay uno en particular cuyo título siempre me llamó la atención "Esto nunca fue un diario". La autora seguramente no tiene ni idea de que la seguí y aun que no siga actualizándolo, de vez en cuando me gusta echarle una ojeada.

Este, mi blog, tampoco pretendía ser un diario, aunque en alguna época lo pareciera. Ha sufrido altibajos, ha estado cerrado, ha tenido su troll, como cualquier blog que se precie, temporadas de mucho y periodos de nada. Pero esto, nunca pretendió ser un diario.

Recuerdo con cariño una temporada que tenia un asiduo comentarista "Jano" que conseguía excitarme la mente y los dedos, que jugaba con las palabras como un malabarista y lograba sacarme historias que, seguramente sin él, nunca se me hubieran ocurrido.

Durante algún tiempo hablé sobre temas de actualidad o política, pero preferí abrir "Incorrecciones" para ello y librar a este pobre blog de la carga de mala leche que me creaba. Finalmente cerré Incorrecciones. Si ya me cuesta llevar uno, imagina dos... y con la Musa que me ha tocado en suerte...

Ahora que el sentido del blog ya no es descubrir a través de la palabra todo esto del Bdsm que viví con miodeLeo, empiezo a escribir historias, fantasías imaginarias, fragmentos que me pasan por la cabeza sobre Bdsm. Pero no dejan de ser eso, imaginarios...
No consigo centrarme en una búsqueda de sumiso, supongo que no es buen momento, aunque mi imaginación no piense lo mismo.

Pero esto nunca pretendio ser un diario, asi que.... No se porque coño escribo todo esto...                               
ah si, ya lo recuerdo...
he muerto en el naufragio de tu barco de guerra traicionero,
y resucite al tercer día,
en el psiquiátrico,
absurdo invento.

Extremoduro
"Jesucristo Gárcia"










10 agosto 2012

Sorpresa




Cuando sonó el timbre ya lo tenía todo preparado.
Abrió la puerta y mientras le daba el beso de bienvenida le colocó el antifaz…
-¿Dime que ves?
-Nada Señora.
-De rodillas chucho. Suplica por tu collar.


Colocándole la correa lo llevó al cuarto, siempre a cuatro patas, siempre perro.
Lo desnudó e hizo que, de rodillas, apoyara el torso en la cama, advirtiéndole, “por cada sonido que salga de tu boca, recibirás un golpe más”
Cogió el gato y se entretuvo calentándole la piel de los glúteos, divirtiéndose cada vez que alguna de las tiras iba más allá, dándole algún golpe entre las piernas, notando como a cada golpe, una pulsión la recorría, un estremecimiento que se dejaba traslucir en la conocida humedad entre sus piernas. Dando un último golpe, él suplico…
-Por favor Señora, por favor… Basta
-¿Quieres que pare?
-Si, por favor Señora…
A Ella una amplia sonrisa le iluminó el rostro…
-No… no voy a parar ahora… Ahora es cuando empiezo a divertirme.

Acariciando con sus uñas la enrojecida piel, rodeó la cama para coger la fusta, más manejable, más precisa.
Agarró su pelo y levantó su cabeza mordiéndole los labios, recorriéndolos con su lengua para acabar con un sonoro bofetón que arranco un gemido de la garganta del perro, dejó caer la cabeza.

Los golpes certeros de la fusta castigaban su maltrecha piel mientras él, gemía sin poder evitarlo, se le escaba algún grito ahogado.

En un momento dado (él había perdido la noción del tiempo, la cuenta de los golpes), noto como Ella le acariciaba, notó el frescor y el inconfundible aroma del lubricante. Con suavidad, Ella lubricó toda la zona que empezaba a adquirir ese granate que al día siguiente se convertía en morado. Esa marca que (orgullosamente), tanto él como Ella admiraban.

Oyó como Ella trasteaba en el cajón, escuchó el inconfundible sonido de los enganches del arnés y sus pasos, el adorable sonido de sus tacones. La satisfacción inundó cada milímetro de su ser. 

06 agosto 2012

Caído del cielo



Como caído del cielo, el golpe le devuelve a su realidad, la espera ha terminado, el suelo parece menos frío y su cuerpo, laxo hace apenas un segundo, vuelve a su tensión normal.

- ¿Me has echado de menos, chucho?
-Si Señora…

Podría hablarle de su soledad, de su miedo, de su sensación de abandono, podría suplicarle que no volviera a dejarlo solo, que su mundo se derrumba sin Ella, podría, si…

Pero no hace falta, porque en cuanto Ella le quite la máscara y lo mire a los ojos, nada importará ya. Porque cuando Su pupila se clave en la de él, Ella sabrá, porque siempre lo ha sabido, todo el dolor, todo el miedo, toda la incertidumbre que navega a la deriva por sus pensamientos.

Ella escucha un suspiro escapar de debajo de la máscara. Ella sabe, porque siempre lo ha sabido, que todo sigue estando bien.

02 agosto 2012

Estado de espera


No la encuentra, busca sus huellas y solo haya vacios,
silencios,
una nada sorda y absurda.
Dijo que estaría ahí, al alcance de un susurro,
pero grita y solo obtiene soledad.
Los sonidos de sus pasos se alejaron y jamás han regresado.
Yace en el frio suelo esperando.

Siempre en estado de espera.*
M. Leo

Extremoduro "Stanby"