07 abril 2008

No pasa nada...


El cielo acerado cubre la gris ciudad. El polvo cubre los muebles. Un pañuelo sus ojos.

Sabe que no está pero lo siente.

Siente su mano en la espalda y siente su aliento en el oído, “No te preocupes, no pasa nada, ya verás como se soluciona.”

Pero difícilmente se va a solucionar.

Esta mañana ha visto como el feretro bajaba, como la tierra cubría el hueco.

La enfermedad llegó y se lo llevó. Y no hay nada que pueda cambiar eso.

Besos y abrazos, sentidos pesames y lo siento han llenado lo que quedaba de mañana.

Cuando, sola al fin, abría la puerta de casa, una brisa salió a saludarla. Y un ladrido.

El perro. ¿Qué coño va a hacer ahora con el perro?
Sabe que no la quiere, su dueño era él y solo a él obedece. Quizá sea mejor darlo, o sacrificarlo, o yo que sé. No. Sacrificarlo no, con una muerte ya ha habido suficiente.

Miralo, tumbado bajo el resquicio de sol que se cuela por la ventana, indiferente a su ausencia, indifirente a su presencia.

Entorna los ojos y la mira, por un momento sus ojos brillan y, después, con un aullido, se apagan. Gime por lo bajo sin dejar de mirarla. Se sabe solo, ignorado, abandonado y gime por ello.

Ella se levanta. Se sienta en el suelo, a su lado, le coje la cabeza y se la apoya en las piernas. Mientras la acaricia una letanía sale de sus labios…
“No te preocupes, no pasa nada, ya veras como todo se soluciona, no te preocupes, no pasa nada…”

2 comentarios:

Senador Palpatine dijo...

Me has hecho llorar, preciosa.

Es hermosamente triste lo que has escrito.

LEO dijo...

Gracias,
Leo