07 junio 2007

Pensamientos encadenados


Estaba dándome una vuelta por esos sitios raros que suelo visitar en Internet, cuando algo llamo mi atención. Una nota informativa sobre una conferencia de Judith Butler, a quien personalmente no tengo el gusto de conocer, vamos, que ni idea. Sigo leyendo la nota y averiguo que esta señora ha escrito un par de libros basados en la “Teoría Queer” ¿…?
Inmediatamente busco auxilio en Wikipedia. Descubro que, esta teoría, así a grandes rasgos, tiene que ver con el género y el sexo. Algo así como que el sexo es con lo que naces y el género es una imposición cultural. La palabra “queer” significa en ingles raro, y ha sido utilizada para definir a los gays… y bueno, que si queréis saber más que ya lo buscáis en Wikipedia.
A lo que iba, que me lío y me lío y al final esto es mas una madeja que algo entendible. Que al leer todo ese royo me he acordado del libro de Sampedro, “el amante lesbiano”.
La verdad es que este libro me impresionó bastante. Había leído ya algunos libros de Sampedro, “la vieja sirena” y “la sonrisa etrusca” muy diferentes entre si. Desde luego en “la vieja sirena” ya se vislumbra que el autor no desdeña ninguna forma de amar, por diferente que sea.
Pero, este era diferente. Hay que tener en cuenta que yo, esto del bdsm, no sabía que existía más allá de los libros. Ya había leído varios más o menos explicititos, casi todos de la colección de “la sonrisa vertical”, pero ninguno caló tan dentro como este.
Las frases, los momentos, las explicaciones, lo devoré. Y, cuando terminé de leerlo, volví a empezarlo y me lo leí otra vez.
Me llamó mucho la atención la distinción que hace la protagonista entre sexo, género, gusto e inclinación. Quizá por ello haya relacionado lo de la señora esta (Judith Butler) con el libro. Supongo que es algo que se me quedó grabado. Algo a lo que di bastantes vueltas. Realmente no me escandalizó. En realidad era poner en palabras algo que yo ya intuía. Supongo que haber tenido una educación liberal ayuda a comprender estas cosas. Mis padres siempre han tenido amigos gays, algunos eran pareja y vivían juntos. Y, además, tuve un novio (allá por el jurasico),que, aunque él decía que era hetero, todos sus amigos (gays, lesbianas incluso algún travestido, al que íbamos a ver a locales como el “Balkis” o el “Oh Valencia”) decían aquello de “dime con quien andas… y te diré si entiendes o no”. Quiero decir con esto que yo ya estaba acostumbrada a los diferentes tipos de sexualidad, y, que siempre he visto como lo más normal del mundo el que cada uno viva la suya como más le plazca.
Pero claro, de pronto descubro que hay una teoría al respecto. Estupendo… Pero digo yo… ¿tan importante es poner nombres a las cosas? Vale, vale, quizá si. Yo es que debo ser muy anárquica por que me exactamente igual si a lo que yo vivo se le llama H o B. Esto me lleva a pensar en esta cosa que les ha dado últimamente a la “¿comunidad?” bdsm de diferenciar el ssc del rack… en fin… creo que lo voy a dejar aquí que esto se me esta llendo de las manos…

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