08 junio 2007

Dominando mis fantasmas (o demonios, como quieras)

He terminado el libro que estaba leyendo. El último del rey (Stephen) del terror. Un libro que habla (entre otras cosas) de los fantasmas del pasado y del presente… (¿A que te suena a esa historia que suele contarse en navidad?)
Yo de fantasmas se un rato. Pero no de fantasmas cualquiera. De esos del pasado que nunca mueren. Esos que se obstinan en quedarse a vivir en tu mente y andan jodiendo el día más azul. Por muy ahora que sea y muy del pasado que sean.
Pero ahora sé como conjurarlos y hacer que se esfumen. Por que cuando miras a un fantasma a los ojos te das cuenta de que en realidad él tiene más miedo que tú. Por que no existen sin tu miedo. Por que lo que alimenta esa persistencia en tu mente es tan solo tu miedo.
Andaba yo tranquilamente por una calle cualquiera cuando se me ocurrió comprar el periódico. Desde que el niño no tenía cole por la tarde estaba bastante desinformada de lo que ocurría por el mundo. Así que paré en un kiosco cualquiera de una calle cualquiera. Cogí el “Levante” fui al mostrador y lo pagué. Me giré y enfrente de mis ojos estaba su mirada. Solo que esta vez el miedo en sus ojos me permitió esbozar un amago de sonrisa, un leve brillo de ironía en mis ojos y levantar la cabeza hacía el cielo, la barbilla bien alzada y dar el paso milagroso. Moviendo las caderas me alejé, por fin, del fantasma más terrible de mi pasado, que se apartó para dejarme pasar.
Mi victoria. Yo gano. Aunque pensándolo bien, siempre he sigo yo la vencedora. Siempre he apostado a caballo ganador. Seguro que el egoísmo ayuda muchas veces a tomar las decisiones más acertadas para una misma. El egoísmo y el orgullo que me permite andar con un vaivén de caderas y un levantamiento de barbilla… y no levanto el puño izquierdo por que mis tiempos de creerme revolucionaría quedaron muy atrás. Aunque confieso que de vez en cuando “Reincidentes” todavía reivindican a través de mis altavoces. Como ahora.


“Pero ya es la hora de que todo vaya bien
Volar sin alas, sentir que ya eres libre
Soñar con el príncipe azul, gozar de lo que eres tú
Rompiendo las cadenas con que la sociedad te atrapa
Por fin esta historia ya terminó
Dolores cambió su nombre por libertad
Escapando del cabrón que tu vida destrozó
Porque la vida es sólo un cuento que hay que vivir en el momento

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De vez en cuando vienen a mi almohada.Incluso traicioneramente se cuelan en los momentos más inesperados.
Siempre vencen ellos.

Pero es curioso...por más derrotas que aucumulo yo y victorias ellos, nunca acaban de tumbarme.

Suerte con los tuyos.
Un saludo, Jano.

Anónimo dijo...

Ya eres libre, por fin te diste cuenta de que no necesitas a nadie para ser feliz. Que no necesitas estar pendiente de nadie que no seas tu. Tus fantasmas no son mas que humo en la noche, un soplo de tu voluntad los disipa para siempre. Vive libre.