02 mayo 2008

He aprendido, de estar solo,
A llorar sin molestar,
A cagarme en los calzones
y a dudar.


Habitaciones vacías, sitios muertos.
Pinturas que se desconchan en paredes podridas de humedad.
Hojas amontonadas en jardines abandonados y en medio de todo,
Tú.

Como tabla de salvación,
como agua en el desierto, como luz sin calor.
Monotonía de secuencias sucedidas sin cesar,
tintineos de palabras clavadas en mi corazón anhelante.

Tú.

Mares en calma me rodean,
mecida en la cadencia de tu cintura,
influida de presencia.
Navegante de sendas olvidadas.

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