30 marzo 2007

Su felicidad

Foto: yo con Jara

Ella vivía en un cuarto sin ventanas. En una casa sin puerta. En una finca sin escaleras. En una calle sin principio. Sin final. En una ciudad donde nunca brillaba el sol. En un mundo sin mar, sin lunas, sin estrella.
Vivía dentro de si misma. Moría cada noche para resucitar a la mañana. Vaciada de emociones. Llena de nada. De esa nada pegajosa que se adhiere a la piel.
Miraba con ojos de objetos a las personas. Trataba a su perro como si fuera su compañero. Su hijo. Su padre. Su única salida.
Tenía un trabajo sucio y gris como miles de personas. Tan insignificante que cuando le preguntaban por el, no sabia que decir.
En realidad nunca sabía muy bien que decir de nada.
Se levantaba a la mañana, se daba una fría ducha que no limpiaba su ser, tomaba un café descafeinado que no elevaba su espíritu y salía a pasear a su perro. Su perro, su única conexión a una vida que solo vislumbraba por pequeñas rendijas, tan pequeñas que apenas eran un reflejo en sus gafas de sol. Gafas de sol innecesarias por otro lado. Su mundo era un mundo sin sol.
Caminaba hasta el parque arrastrando sus pequeños pies, con la mirada fija en nada. Entraba en el parque, soltaba a su perro y entonces si, una gran sonrisa iluminaba su cara. Sacaba su pelota, se la lanzaba, corría junto a él… En los minutos que duraba el juego era feliz.

El vivía en un cuarto con una gran terraza. En una casa que siempre tenia la puerta abierta. En el bajo de una finca de dos alturas. En una calle que terminaba en el campo. Y comenzaba en un gran parque. En una ciudad donde siempre lucia el sol. En un mundo de playas, de gran luna y brillantes estrellas.
Vivía por y para ella. Dormía profundamente para despertarse y mirarla. Lleno de ella. Satisfecho de tenerla.
Miraba con sus ojos de perro a las personas. Trataba a su dueña como si fuera su diosa. Su jefa de la manada. Su motivo de vida.
Sus peores momentos eran cundo ella salía a trabajar, dejándolo solo e indefenso.
Por las mañanas, cuando despertaba, se quedaba mirándola hasta que ella habría los ojos. La seguía mientras iba a la ducha, a la cocina. Ansioso por que llegara el momento en que se dirigiera al cajón a coger la correa. Caminaba a su lado moviendo la cola, sin dejar de mirarla hasta que, al llegar, ella soltaba la correa. Él sabía que lo siguiente era ir a por la pelota, corriendo al lado de su dueña. Si, ella era su vida, la razón de su existencia, su felicidad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

sumisopex,

Que bien escribes, pero que mal cuerpo me has dejado. Que se quite las gafas de sol, que habrá una ventana a martillazos, que salga corriendo de su cuarto y no pare hasta llegar a la playa, que se desnude y se meta en el agua fria, que deje al sol secar su piel, que haga algo esa mujer, pero que deje de sufrir por favor.
gracias Leo, muchas gracias

LEO dijo...

¿Sabes? en realidad su vida no es tan triste... por lo menos tiene a alguien con quien tener momentos de felicidad... ¿cuantas personas hay que no tienen ni eso?
¿Y el perro? él es totalmente feliz...¿eso no te mejora el cuerpo?... aunque solo sea por empatia...jejejje
Gracias a ti que me lees...
Leo

Anónimo dijo...

sumisopex,
No puedo sentir empatia con ese perro, que solo debería ser feliz viendo crecer a su Ama cada día, viendo como rie, como se socializa, como VIVE, para eso esta el, para que la vida de Ella sea mejor, no para disfrutar como una garrapata de Ella. El de la jaula debería ser el perro, no el Ama, que clase de perro es ese.....hummmmmmmmmmmm....no, no me gustan esa clase de perros, me gustan los que menean la colita cuando su Ama sonrie, y si el Ama no sonrie le lamen los pies para provocarle la sonrisa....no los que van a su bola ya que saben que un par de veces al día saldrán al parque y al Ama que le den dos duros el resto del día.
gracias Leo, sin tí se me harian muy duras estas mañanas de legajos y leyes.
sumisopex

Scarlett dijo...

Que triste,da para pensar lo que es tristeza de unos y para otros,aunque sea un perro es un todo...Me gusta mucho como escribes, me alegra haberte descubierto... ;)

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu relato, los dos mundos que en realidad son uno solo, cómo se viven unidos el uno a la otra y viceversa... encantada de leerte.