13 junio 2008

Evolucionando


Dominación femenina… ¿De verdad es tan diferente de la masculina?

Imagina a un Dominante poniendo entre las tareas de su sumisa el hacer la habitación, recoger la cocina y planchar mientras él lleva al niño al cole y se toma un café con charla.

Si, me aprovecho de mi sumiso. Amo profundamente a mi pareja, pero abuso de mi sumiso.

Pero, ¿Acaso una relación de dominio no es “per se” una relación desigual?

Mi juego es “yo mando y tú obedeces”, mis normas, mis reglas, las tareas que yo impongo…

Va a hacer tres años que estamos juntos. Los límites han desaparecido. Este es mi juego. Puede jugar o no, esa es su libertad. El resto es solo cuestión de obediencia. Obediencia y confianza en mi buen hacer. No hay más.

¿Sesiones? Pocas, la base de la relación D/s no son las sesiones, ya no. Se han convertido en un premio. Los azotes, la cera, la cuerda y las cadenas… forman parte de la cotidianeidad. ¿Hoy me apetece? Te azoto, y después me quedo leyendo en la cama. ¿El collar? Ya no es símbolo de sesión. No. Es símbolo de dominio y lo lleva a diario, siempre que estemos solos en casa, por supuesto.

Ahora un masaje en los pies y ahora me preparas el baño. Ahora te aprieto los testículos y ahora te acaricio la polla. Cuando me apetece, sean las tres o las diez.

Mi vida es ahora mucho más fácil, las discusiones de pareja se han reducido a la mínima expresión. Siento que tengo el poder y me gusta tenerlo y ejercerlo.

Después de tanto tiempo parados en el mismo rellano, hemos empezado a subir escalones de nuevo. Poco a poco, uno a uno. Sin prisa pero sin pausa. Cambiando conceptos, aceptando que es necesario evolucionar, que ninguno de nosotros desea una relación estanca.

1 comentario:

vi dijo...

Disfrutad del ascenso. Avanzar poquet a poquet, es genial, permite deleitarte con la pelusa que se encuentra escondida en algunos rincones de oscuros escalones.