19 julio 2007

Isabella D´Este



Estamos juguetones... debe ser el calor...
Un nuevo reto, otro cuadro, esta vez de una mujer, de esas que me gustan, con poder, con inteligencia, con conocimientos, una de esas raras excepciones que salpican de rojo el triste gris.

Isabella D´Este


3 de enero de 1490

Querido diario,
Dentro de una semana se celebrara mi boda con Francisco. Aún no hace un año que celebramos la fiesta de mi cumpleaños, dieciséis primaveras y mi presentación en sociedad.
Mis maestros aseguran que estoy sobradamente preparada para el futuro que me aguarda, aunque yo no sabría decirlo. Supongo que si. Domino el griego y el latín, y no se me da nada mal el laúd. Y es cierto que desde mi presentación, los amigos de papá han requerido mi presencia cada vez más a menudo en las conversaciones de sobremesa. Pero de ahí a ser la esposa del gobernador de Mantua, no se si sabré estar a la altura.
Él estuvo también en la fiesta, bailamos juntos y pude observar como su mirada no se apartaba de mi escote, me susurraba indecencias al oído y yo notaba como el rubor subía a mis mejillas y me bajaba por la espalda, perdiéndose entre los repliegues de mi corsé.
Tengo que irme, mamá me reclama, debo decidir que vestidos y joyas meter en mi equipaje, dentro de unos días abandonare este palacio que ha sido mi casa, y a mis seres más queridos, creo que, de todos, a quien más echaré de menos es a mi hermana Beatriz.


24 de mayo de 1495

Querido diario,
La pequeña Leonora anda correteando por la habitación, desde que ha aprendido a andar no nos da un minuto de descanso, ni a su ama mi a mi, creo que estoy en estado otra vez, tengo un retraso y estoy francamente nerviosa.
Francisco hace más de dos meses que partió, dejándome con el gobierno de Mantua, y sospecho que este hijo es fruto de una cualquiera de las noches de lujuria a las que me he acostumbrado desde su partida.
El joven Antonio es uno de mis favoritos, así que es muy posible que el retoño sea suyo. Es tan frágil y suave como la más delicada de mis cortesanas. Le gusta ponerse mis enaguas y corsés. Y, a mi, me encanta verlo con mis vestidos, me encanta cuando apoya su torso en mi cama y yo le levanto las faldas y golpeo sus blancas nalgas hasta dejarlas del color de las amapolas. Arrodillado me suplica que lo penetre como a una furcia cualquiera. He mandado a un artesano la talla en cuarzo de un falo, que uso para satisfacer a mi dulce putita.
Se que es cruel por mi parte, pero desearía que la batalla en la que lucha Francisco dure mucho tiempo, no se si podré ver a Antonio cuando él este aquí, y no se si podré pasar sin sus noches de lagrimas y placer.






5 de septiembre de 1519

Querido diario,
Tengo cuarenta y cinco años, estoy viuda, tengo 8 hijos y soy la regente de Federico, mi tercer hijo.
En cuanto este cumpla la mayoría de edad tendré todo el tiempo del mundo para vivir mi vida. Aunque me gusta el poder que tengo estoy cansada. Mi rostro empieza a notar el paso del tiempo y mi piel antes lozana se me muestra ahora ajada, surcada de líneas, arrugas que me marcan como cicatrices del disfrute tenido.
Mis amantes ya no me satisfacen como antes, el tiempo se me hace notar también en mi vientre, que ya no goza como antaño.
Ahora prefiero placeres más tranquilos, más relajados.La cabeza del joven Enrique entre mis piernas, oculto en mis faldas, mientras los más maduros gozan sus cuerpos delante mio.
Nuestros placeres se han sofisticado, dulces doncellas que son desfloradas entre llantos, vergas erectas que las penetran mientras sus grupas son golpeadas por sirvientes. Jóvenes efebos con los brazos suspendidos de cadenas, obligados a engullir y limpiar, a recibir en sus cuerpos, en sus bocas, los falos inagotables.
Siento que se me escapa el tiempo, que cae entre mis dedos, siento que debo disfrutar, hacer de estos años que me quedan un monumento al placer para mi cansados ojos, monumento viviente de jóvenes que me muestren lo que un día yo fui.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde el fragil y candoroso Antonio a la joven cabeza de Enrique, desde sus 16 primaveras arremolinadas en fiestas y prometidos a sus pletóricos y complejos 45 años,desde la niña enmarcada en armiño y perlas del cuadro a la regente de Mantua.

¿Donde le robaste el diario?.Se come a bocados la vida , esta Isabella.Y la vida se la come a ella, como a todos.

La haces acreedora de unos placeres "exquisitos" en su madurez ("...dulces doncellas que son desfloradas entre llantos...") y sabes...viendo a la joven renacentista del cuadro uno diría que no desentonan con esa mirada prometedora.

Gracias por llevarnos a Mantua y dejarnos oir su voz.

Las musas te tienen aprecio.

Jano
un beso.

Anónimo dijo...

Le tengo especial cariño a esta Isabella, fijaté, que casí me veo como progenitor de la criatura...

Ya sé, ya sé...que poco mérito me puedo atribuir en su nacimiento, pero cuando entro en tu blog siempre acudo raudo por ver si mi ojito derecho tiene alguna nueva.

¿Traerá Septiembre con sus vendimias nuevos Arnolfinis,nuevas Isabellas...?

En cualquier caso, y mientras disfruto de Jordy Savall y la Capella Reial de Catalunya, releo en el silencio volteado por el ventilador..."Siento que se me escapa el tiempo, que cae entre mis dedos, siento que debo disfrutar, hacer de estos años que me quedan un monumento al placer para mi cansados ojos, monumento viviente de jóvenes que me muestren lo que un día yo fui..."

Joder....Isabella, como me gustas.(Sorry por el vocabulario )

un saludo, y que Agosto no se os termine...
Jano

Anónimo dijo...

Ya sé porqué me gusta la frase (..."Siento que se me escapa el tiempo, que cae entre mis dedos, siento que debo disfrutar, hacer de estos años que me quedan un monumento al placer para mi cansados ojos, monumento viviente de jóvenes que me muestren lo que un día yo fui...")...porque es lo que anhelo.

LEO dijo...

Cuidado con lo que deseas Jano... no vaya a ser que lo obtengas....

Se que tengo pendiente el cuadro de Dali... "la ventana"... ojala y que la musa se digne a dejarse caer por aquí...

Un beso,
Leo