16 julio 2007

Historias de culitos


Mio me ha pedido que publique aquí algo que escribio hace un tiempo...

Algo pasó el domingo, algo que no voy a contar aquí... pero el publicar esta historía suya y dicho con sus propias palabras es para "que todos sepan la clase de chucho guarro que soy"....



Historias de culitos


"Desde pequeño me he sentido atraído por una parte del cuerpo en especial, el culo. Redondo y suave, será quizás por esas formas curvas que me gustan tanto, o será por ese agujerito que como el centro del mundo, se esconde entre dos suaves y mollosos músculos. Sea por lo que sea, siempre ha sido así. Recuerdo mis primeras experiencias jugando con los dedos a acariciar el contorno de mi agujerito, sobretodo cuando estaba en la bañera o en la ducha. Me producía una sensación muy agradable. Tanto, que de acariciarlo con los dedos pasó a ser objeto de estudio por ellos, entrando de vez en cuando a explorar su interior. Usaba aceite de baño de ese de Jhonsons de niños para hacer más fácil y suave la entrada. Y claro tenía que pasar que al verlo tan fácil, empecé a probar otras cosas, lápices, rotuladores, algún Eding 3000 de aquellos gruesos… pero eran cosas algo frías al tacto, duras y sin vida, así que cambié de estrategia. Cuando podía y estaba solo, rebuscaba la nevera buscando en la bolsa de las zanahorias la más atractiva, a saber, la más gorda de todas, o algún calabacín, o si no podía ser, me pelaba un plátano aún verde y a jugar. Recuerdo que en una ocasión mi madre compró unas salchichas alemanas largas y bastante gruesas, como del grosor de una polla considerable. Me faltó tiempo para coger una y probarla, aquello creo que fue un punto de inflexión. La salchicha era carne, lo cual tenía su aquel ahora que lo pienso, pero lo mejor era que tenía la consistencia justa, y era larga, tanto, que probando probando a ver donde podía llegar, me la metí hasta dentro. Recuerdo que la sensación de mi ano cerrándose y reteniendo aquella cosa dentro de mi, me gustó, y mucho. Tanto que cada vez que podía, buscaba ese juguete en la nevera. Una cosa llevó a la otra y acabé entrando en un sex-shop con la vergüenza propia de un adolescente, y comprando un consolador con forma de polla y con sus correspondientes huevos. No se si era de silicona o que, bueno, del material que se hacen esas cosas, pero lo mejor que tenía era una ventosa en su base. Aquella ventosa me permitía múltiples juegos, desde ponerlo frente al lavabo y mirarme al espejo mientras veía mi culo abierto por aquella cosa, hasta adosarlo a la pared y a cuatro patas empujar mi culo hacia el, en ocasiones hasta que sentía los huevos de goma tocarme el culo. El caso es que aquel juguete fue un paso más en la evolución de mi bisexualidad que me descubrió algunos placeres hasta entonces desconocidos para mí. Desde entonces me ha encantado que me metan cosas por el culo, dedos, juguetes, cosas raras… siempre que no sean muy raras ni peligrosas eso si. Lástima que no siempre pueda llevar un plug o algo parecido en el culo, pero bueno, son cosas que tiene la vida en familia."


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un saludo a Mio.

El viaje que relata es conocido por muchos, pero no todos llegamos al mismo puerto.El ha tenido el valor de navegar más lejos.

En cuanto el motivo que le llevo a escribirlo ("que todos sepan la clase de chucho guarro que soy"....)queda sobradamente cumplido.Mi enhorabuena.

Un saludo cordial a Mio.

Anónimo dijo...

Hola Leo... con tu permiso, y el de mi Amo, precioso culito de chucho guarro!!!! y entrañable historia, que, como dice jano, será un viaje conocido por muchos, pero no para mi, por lo que os agradezco el compartirla... lo que una aprende con vosotros...

Besos a ambos.

Beatriz dijo...

^_^ Gracias por compartir esa historia de culitos y mis felicitaciones por tener un chucho tan guarro :))Besitos

LEO dijo...

Ya se que debería contestar mio... pero no es él muy dado a esto de contestar... así que contesto yo, jeje.
Gracias, gracias... es un chucho guarro, pero quereis saber un secreto... a mi me encanta que sea así...

En cuanto a lo del viaje que comentais.... bueno, todos tenemos uno, si no igual, parecido, hacía nuestro particular placer, ¿no creeis?

Besitos,
Leo