10 febrero 2007

El principio del final


El portal se cierra de golpe, las perras empiezan a ladrar, y yo remoloneo por la escalera, moviendo las llaves para que suene el cascabel que hay en el, el sonido que le indica que su Dueña llega a casa.
Cuando abro la puerta las perras corren a saludarme, él se queda quieto, esperando, con las rodillas pegadas en el suelo, igual que su mirada. Lo llamo, pronuncio el nombre que yo le di, ven aquí mío, saluda a tu Dueña. Se acerca a cuatro patas, con la mirada suplicante, llega a mis pies, limpia el polvo que hay en mis zapatos, me los quita. Cada curva, cada dedo, cada pliegue de piel es limpiado por una lengua sutil y amorosa. Cuando termina queda quieto, esperando la palabra. Levántate. Abrazo ese cuerpo mío, beso sus labios que me corresponden, susurra a mi oído un te quiero que llena mi alma, me coge en brazos y me lleva al sofá, donde nos contamos los avatares del día que ha tenido cada uno.
Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. Alguien dijo que lo importante no era llegar, si no recorrer el camino. El nuestro ha estado lleno de cruces, lleno de desvíos que irremediablemente nos han traído hasta este tiempo, hasta esta vida que vivimos inmersos en nosotros mismos. No es el fin, espero no encontrarlo nunca, la vida sigue y nosotros con ella. Es ahora, en este punto en el que nos hemos detenido a observar el paisaje, cuando acertamos a descubrir que el camino solo esta a medias, que de nosotros depende tomar una dirección u otra.
Él va preparar la cena, ya ha preparado mi baño, me desnudo a la tenue luz de las velas, el agua esta a la temperatura adecuada. Conoce mis gustos, mis preferencias mejor que yo misma. Con el agua cubriendo mi cuerpo dejo que mis pensamientos viajen, que vuelen hasta el principio, hasta aquel preciso instante en que nuestra mirada se cruzo por primera vez.









No hay comentarios: