04 marzo 2010

Caos

Imagen copiada de aquí.


Y mira que me lo habrá dicho mi madre, pero nada, yo a la mía. Si es que no tengo remedio. Y mírame ahora, en medio de la nada, con un zapato y llorando como una tonta.

Como si no supiera que yo con los chupitos no puedo. Y uno detrás de otro, y “venga guapa, uno más” y como resistirme a esa sonrisa tan encantadora.

La verdad, la noche empezó bien, bueno como todas. Discusión con mamá por la hora, discusión con papá por las pintas, mi hermano que si parezco una puta, mi hermana que cualquier noche de estas voy a tener un problema y el consabido portazo después del grito de guerra “¡¿Queréis dejarme en paz?!”.

En el parque ya estaban todos, algunas botellas y algún peta. Risas, caladas, tragos. Todo bien, ya digo.

Y luego donde siempre, unos cubalitros, unos duritos, una visita al Joe de siempre. El material estaba bueno, no era una pasada pero estaba bien. Si a las seis hay que estar en casa, con una rula y medio gramillo para cada uno teníamos bastante. Claro que yo no contaba con una voz de caramelo y una sonrisa de cuento.

Cuando llegamos a la discoteca ya eran las tres, así que antes de entrar nos hicimos unas rayas, terminamos el spit y entramos. Un cubatilla y media pasti me dieron el punto perfecto, elegí mi pódium, ya lo decía la Woolf, nada como un espacio propio. Y de pronto ahí estaba esa sonrisa, en esa cara y ese cuerpo.

Y después de las miradas vinieron las palabras y después los chupitos, luego los trocitos puestos en mi lengua, con sus dedos primero y con su boca después.

La música envolviéndonos como una manta, sus manos en mi cintura, las miradas de los otros clavadas en mi nuca, las luces en mis ojos, el mundo entero girando a mí alrededor como satélite danzando, solo música, solo luces, solo caos.

No sé cómo he aparecido en medio de esta carretera. Voy descalza y llevo un solo zapato en la mano. Mis medias están rotas. No llevo bragas. Noto calor resbalando por mis muslos y un dolor inmenso pero no recuerdo nada. Los coches me pitan cuando pasan a mi lado y yo solo puedo llorar.
Ni siquiera sé porque lloro.

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