08 abril 2006

ABISMO


La oscuridad de tu mente, el negro vacío que te rodea y te hace caer no tiene por que tener connotaciones negativas.

Es un seguro refugio alejado de pasiones y sentidos.

Una grieta en tu mente, la tabla a la que te agarras en medio del mar de los naufragios.

Cierras los ojos y ahí tienes su espiral, la que te guía y te arrastra hacía su centro, girando en círculos sin moverte de tu sitio.

Como en un tiovivo la sensación de peligro, la adrenalina en tu estomago, te indican que bajas y bajas, dentro del ascensor de tu mente.

Dulce refugio de penas y pesares, salvavidas de tus tristes momentos, de la tristeza de tu vida.

Mi abismo, mi lugar seguro, el rincón oscuro de mi mente donde guardo el secreto de mi felicidad, donde residen mis pasiones más ardientes, donde nadie llega, donde habita mi lado oscuro, mi mejor mitad, mi yo más autentico, mi ego reforzado, mi vida al margen de esa realidad superficial que me vacía día tras día, la que solo me aporta cosas superfluas, sinsentidos que crecen y suman cada día más irrealidad a mi vida.

Por eso me gusta caer al abismo, dejarme llenar por el vacío.
Desprenderme de la sucia capa de la realidad irreal. Cerrar los ojos y caer, girando siempre hacía abajo en la espiral de mis propios sentidos, ir soltándolos uno a uno cual lastre incomodo, sumergirme en las profundidades de mi mente en cada una de las vueltas hasta tocar fondo para volver a emerger limpia de desidias, limpios los sentidos, vaciada de mi misma.

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