21 abril 2010

Coincidencias


[...]Yo he encontrado el mío particular. Me sería muy difícil encontrar a personas que se ajustaran bastante parecidamente a lo que soy, a lo que he vivido, etcétera. Seríamos tan pocas, que no vale la pena definirnos de mutuo acuerdo con una palabra.

En nuestra experiencia, en el de muchas personas más o menos parecidas a mí, quizá muy distintas, pero parecidas en algunos puntos importantísimos, he encontrado una pista. Una frase que solemos decir, tal cual: “Yo ante todo soy persona”.

Esta frase sola cambia la perspectiva. Deja de preocuparse por cosas menos importantes. Se centra en otras más importantes o mejor dicho, las más importantes.

Quiere decir, en cuestiones de sexogénero: “No me dejo definir por ninguna categoría establecida por código de género alguno, ni tradicional, ni moderno, ni postmoderno. Soy primero una persona, y después ya veremos la clase de sexogénero a la que más o menos me parezco, con la que estén más o menos mis afinidades”.

Yo nos llamo extrasexuales, somos personas que estamos fuera del sistema de los sexos, y hasta pasamos de él. Extrasexuales no quiere decir por supuesto supersexuales, superactivas sexualmente, extra tiene aquí su significado originario de “fuera”, quiere decir que estamos fuera de cualquier código de género, porque éstos empiezan siempre por el primer requisito, la definición, y nosotras no podemos o no queremos definirnos.
[...]

El artículo entero aquí

Visto y copiado de aquí

Leído el texto entero, con el que me identifico en casi todo, me hace plantearme una serie de cuestiones que quizá solo me importen a mí. Pero como soy una puta egocéntrica además de narcisista y este es mi blog, las voy a dejar plasmadas.

Hay una frase, que vengo diciendo desde que me interesé por el placer sexual, que pocas personas entendieron entonces y algunas no entienden ahora, que siempre he dicho cuando me han preguntado por mi orientación sexual; "A mí me gustan las personas, independientemente del sexo que tengan. El que nunca me haya acostado con una mujer no quiere decir que nunca lo haga."

Es una forma muy simple de expresarlo, lo sé. Pero no tenía otras palabras para definir lo que pensaba.

Siempre he sabido que mi forma de relacionarme con el placer sexual no era (a falta de otra palabra) "normal". Desde el primer momento en que decidí que no iba a esperar a ningún príncipe azul que viniera a llevarse mi virgo y elegí a alguien ennoviado y que me importaba menos que nada.

Nunca me ha gustado mezclar el sexo con el amor. A pesar de que haya follado con quien quería, el sexo siempre ha sido sexo. Antes y después si ha habido amor, los preliminares y los posteriores. En el medio sexo por sexo, por placer, por gusto. Sexo duro, sucio, fuerte. O amable dulce y apasionado, no importa, pero solo sexo.

Cuando descubrí que había algo llamado Bdsm, me sorprendí. De pronto todo lo que había leído e libros y comics, visto en películas e imaginado en mi cama era real. Había gente normal que lo practicaba, incluso se anunciaban en páginas de contactos buscando partenaires. Había foros, blogs, quedadas.

No pude menos que introducirme en ese "mundo" de la mano de mio, que casi desde el primer momento, en que se ofreció como conejillo de indias, ha estado a mi lado.

Para mí el Bdsm, antes que una forma de vida, además de un juego y a pesar de que mi visión y forma de sentirlo y experimentarlo haya ido cambiando y evolucionando, antes de eso, era y es ante todo transgresión.

Y entendí que debía cambiar la forma de definir mi forma de experimentar con el placer sexual. La palabra "normal", referida al sexo, por "convencional". Mi forma de experimentar placer sexual, no es "convencional".

Esto no es ni bueno ni malo, solo diferente. Lo que me ha atraído siempre, en cuestión de sexo era lo transgresor del mismo, y después de llevar un tiempo sumergiéndome en otros conceptos y formas de ver y entender la sexualidad, me doy cuenta de que el Bdsm, por muy transgresor que sea en la forma, en el fondo no deja de ser un espacio donde prima lo hetero-normativo (Generalizo, lo sé, siempre hay honrosas excepciones). Aunque eso es otra historia que, tal vez más adelante, amplíe.

16 abril 2010

Espera


Unas horas…
En apenas unas horas volverás a estar a mis pies.
La impaciencia de ponerte de nuevo mi collar y que mi fusta acaricie tu piel me tiene en un estado nerviosa expectación.
Recorrer tu piel, acariciar, pegar, morder, arañar, dejar salir a la pequeña bestezuela que me ronda. A la pequeña sádica.
Solo unas horas y estarás de nuevo en mis manos…

14 abril 2010

Déjà vu


[...]Tú decías que el agua limpiaba el smog.
Yo te decía que de todas formas no me gustaba la lluvia.
Y así pasábamos las tardes,
mirando a través de los cristales,
como el cielo se descargaba sobre nuestra ciudad.[...]


Llueve.

Gotas de lluvia resbalando por el cristal.
Recuerdo miles de momento igual a este, o similares.
A veces se me confunden las canciones, las palabras, los sentidos.
Hay días lluviosos que he vivido en mil vidas, en mil noches.
Y aunque me duele lo perdido, tengo lo que quiero. Quiero a lo que tengo.
Yo tenía tres ovejas. Pero no tengo cabaña.
En días lluviosos, como hoy, me invade la nostalgia.
Le abro la puerta y la siento a mis pies.
Cuéntame que es de tú vida, que ha sido tu suerte.
Dime cuanto he cambiado, que ya no soy la misma. Reinvéntame en tu memoria.

Lluvia.
El camino mojado borra las huellas y con ellas las historias, los momentos.
Renovada, mi mente se abre y vuela, mi mejilla se enfría apoyada en el cristal.
Abro la ventana y dejo que esta lluvia me limpie el alma.
M. Leo