18 mayo 2006



He llegado a la ciudad de la que partí,

¿Cuándo regresaré?

Tú,

sombra inerte,

ve a habitar los espejos del día,

erosiona las blancas vestiduras del alba,

que resbale la espuma,

el eco de la forma;

fue mi goce poseer

el perfil exacto a tu deseo.

Cuando te busco,

amigo mío,

en la seda de tu almohada

hayo tan solo tu vacío

que deja humedecer las sábanas.

Ronronea y tilda ojos innombrables,

amadora de un tejido tuyo,

ya te dirá que tus lindantes labios rozan,

la tarima de un bar,

ya vendrá a ser horizonte,

catarsis,

cerveza

y un rosario de desvelos.

Marta Leo

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