Clavo mis uñas en tu piel, dejando rojos senderos de placer, abriéndole paso a los escalofríos que recorren tu espalda.
Detiene mi fusta tu cuerpo, dejando blancos mares de placer, abriéndole paso a la lujuria que recorre mi cuerpo.
Gotas rojas, blancas, azules… gotas que caen sucediéndose unas a otras, ardientes, creadoras de gemidos, preludio de placer.
Y pasa mi tiempo y sentimos, hoy como ayer, hoy más que ayer, la danza victoriosa de nuestros cuerpos, movidos al compás que yo les marco.
Me miras desde abajo devoto.
Me miras…
No hay comentarios:
Publicar un comentario