09 noviembre 2010

Hijos de puta


Sé que dije que solo escribiría sobre bdsm, pero hay cosas que, a una, la sublevan.
¿Qué va a hacer ahora la ONU, Europa o España?
¿Cuando este puto país dejará de chuparle el culo al puto reino alauita?

Marruecos abusa del palo y esconde la zanahoria (clica y flipa)

AGUAS INTERNACIONALES, por Ramón Lobo



Y encima esto...


Marruecos impide volar a El Aaiún a 11 periodistas españoles
Un grupo de 11 periodistas de siete medios españoles ha intentado coger hoy el vuelo de las 17.00 de Casablanca a El Aaiún. Los reporteros han presentado ante el mostrador del aeródromo las reservas de sus billetes, pero el personal del aeropuerto les ha explicado que el robot de la compañía Royal Air Maroc tiene "una avería" y, por tanto, "las ha cancelado". Han intentado hacer una nueva reserva y comprar otro billete, pero el aeropuerto les ha explicado que para hoy es demasiado tarde y que tendrán que volver a intentarlo mañana. El pasado 25 de octubre, otros siete periodistas de cinco medios tuvieron que quedarse en tierra después de que la misma aerolínea les negase embarcar para cubrir la muerte por disparos de la policía de un menor saharaui.

Además, la compañía aérea regional Binter Canarias ha decidido suspender al menos hasta el viernes los vuelos que tenía previsto realizar entre Gran Canaria y El Aaiún.




04 noviembre 2010

Es un alegato

“[…] «Quieres azotarme», comprende él, mientras desgrana su soliloquio en un susurro.
Recibe los cachetes en los huecos de mayor ruido con una mano yerta; en cambio, con la mano rígida cuando los percibe en las cúspides.
« ¿Y ahora el látigo, desearías? », induce Ella.
Que vendría a restallas en el preámbulo de su raja oculta. Así, como la de un tambor, toda la piel estremecida. Entonces ordena que se levante, y medio se vista, que con una mano se sostenga la falda en la cintura y deje todo lo demás al aire, que se suba a sus pantuflas de pompón y se incline sobre la cama, y que espere, que se hunda, que se hunda la cara y se mantenga a la expectativa, absolutamente inmóvil. Los remeneos penalizarían.


«¿Qué irá a coger, ahora?», dudaba. «¿Me va a…?», se preguntó, pues no quería indagar directamente.
Él seguiría y seguiría con el dedo, mientras era azotado interminablemente.
Una podría pasarse un rato largo levantando la mano y azotando el anca, y en cuanto al motivo que provoca la ira, rebuscar en la historia de la convivencia para retraer de inmediato el recuerdo atroz, el vil desaire.
Pero,
¿Hace falta un motivo para asestar tal suerte de penitencia que descarna la pomposa grupa?
Lo atroz no se recuerda, se fabula, como un pretexto: Es un alegato.
Gradúa la capacidad de envilecimiento. […]”

Fragmento de “Copacabana”