17 febrero 2007

Pequeños apuntes para Dominas inexpertas


Voy a partir de la base de que ya has descubierto que te gusta esto del Bdsm. Ya has buscado toda la información, estas apuntada a foros donde escribes habitualmente (o no), que conoces gente que ya está metida en el tema y que, además, ya tienes sumiso. Ya has tenido una primera cita para conocerlo en persona y parece ser la persona apropiada. Pero (ah, amiga mía, siempre hay un pero) no tienes ni idea de cómo hacer una primera sesión o como plantearte la relación. Pues bien, yo puedo darte algunos consejillos, de los que puedes sacarte tus propias y geniales ideas. No olvides que lo que es valido para mí, puede no serlo para ti.

Empecemos por la primera sesión, la más difícil, pero la más recordada siempre.
Se supone que ya habéis establecido unos límites y que tenéis una palabra de seguridad.
Vamos a imaginar que vas a ser en tu casa, aunque también sirve una habitación de hotel o su casa, pero en ese caso asegúrate primero de conocerla, no sea que te metas en el baño en vez de en la habitación.
Puedes empezar con una cena y una copa, que siempre ayuda a relajarse, pero no más de una, por que no querrás andar haciendo eses, que con los tacones queda fatal. La copa puede ser ya en casa, así te vas preparando mentalmente.
En un momento dado y sin que él se lo espere, dile que se desnude, de forma simple, sin más explicaciones: “desnúdate”, ya me gustaría a mí, en ese momento, ver la cara que pone.
No es difícil tomar el poder una vez que has asumido que lo tienes, además, tú eres mujer, y las mujeres, siempre hemos tenido en muestra mano uno de los grandes poderes que mueven el mundo, el poder del sexo.
Lo siguiente será ponerle el collar. Esto, para mí es un ritual, me gusta preguntar si quiere su collar, por supuesto su respuesta siempre es afirmativa. Me gusta también que me diga que es mío, que puedo hacer con él todo lo que quiera, en cualquier lugar, en cualquier momento, delante de quien yo desee, antes de ponérselo. Pero ya digo que este es mi ritual, para mí es importante por que nos ayuda a meternos en el papel, a cambiar de ser una pareja “normal” a ser Ama / sumiso. Mi ritual de adaptación. Por supuesto, esto no es igual en ninguna pareja, o si, no lo se, nunca lo he preguntado. Así que tú puedes hacer lo que te apetezca, que para eso eres la Dómina.
Después de esto, hay otra cosa importante que tu sumiso debe saber, las reglas y normas que regirán vuestra relación D/s. Aquí yo no te puedo ayudar. Es algo personal, cada Dominante pone sus normas propias en función de si mismo y de su sumiso. ¿Qué te gusta que te hable de usted? Pues a las normas, que te gusta te responda con un “si, Ama” o “si, Señora”, pues adelante, se añade a las normas. Esto es importante por que estás creándole un modelo de comportamiento que es el que tú esperas de él. Una forma de hacerle sentir seguro. Es importante, al menos para mí, que el sumiso este bien, que no sienta incertidumbre sobre lo que debe o no hacer. Pero es que a mí no me gusta que ande todo el rato preguntando si puede esto o si puede lo otro.
Las normas que vayáis a crear deben ser recordadas por tu sumiso (y por ti) y debes explicar también el castigo que lleva implícito cada una de ellas en caso de no cumplimiento.
Hablemos de los castigos.
Estos deben ser proporcionados con la falta cometida. Es decir si la falta ha sido hablar sin permiso, un castigo proporcionado sería, poner una mordaza. Uno desproporcionado sería terminar la relación. Esto son ejemplos. Tú puedes imponer el castigo que quieras, desde luego.
También tienes que ser constante, si hoy le castigas por una falta y mañana no, tu sumiso se va a hacer un lío. Ten en cuenta también, a la hora de establecer el castigo, que este nunca debe sobrepasar un límite.

Bien, después de esto ya puedes empezar la sesión propiamente dicha.
Ah, ¿Qué no tienes ni idea de que hacer? Bueno, bueno. No te preocupes. Estas aquí para disfrutar ¿verdad? Bien, pues entonces haz lo que te apetezca en ese momento. Uno de los mejores consejos que me dieron a mí fue ese.
Puedes empezar con cosas que no te supongan mucho esfuerzo como una adoración de pies, que te quite los zapatos y te de un masaje. Puede empezar con las manos y seguir con la lengua.
Puedes hacer que te prepare el baño y espere arrodillado tu próxima orden mientras tú te relajas.
Empieza siempre con cosas sencillas, y ve subiendo a medida que te sientas cómoda. Si tú disfrutas, él disfrutará.
Es posible que en un momento dado te quedes en blanco y no sepas como seguir, o no sepas enlazar una practica con otra. Tranquila, siéntate, te fumas un cigarro o tomas un trago, tomate tu tiempo para relajarte. No te preocupes por él en esos momentos. Tiene que aprender a respetar tus tiempos, a saborear la incertidumbre, el placer de la espera. Cuando ya tengas una idea ce como seguir, sigue con la sesión.
Quizá te preguntes cuando terminar. Bueno, cuando creas que es conveniente, no hay un tiempo estipulado, puede durar una hora o toda la noche. Piensa en los objetivos a cumplir. Si te has planteado una sesión de adoración al Ama un buen punto y final será cuando tú ya te sientas completamente satisfecha. Si es de obediencia, cuando tu sumiso haya comprendido todas las reglas y su correspondiente castigo, o las posturas que deseas para cada momento. Si es de búsqueda de límites, cuando se hayan establecido alguno o algunos de ellos. Y si es una sesión aleatoria, o de prueba, o de lo sea, la terminas cuando creas que debas hacerlo, cuando te apetezca. Pero vamos, que es algo que tú decides.
Al finalizar la sesión, yo te recomendaría que prestaras atención al aftercare. ¿Qué que es eso? Te lo explicare en cristiano. Es un tiempo de transito, de abandono de roles. Es un momento delicado en el que puede ser que, tanto tú como tu sumiso, os sintáis momentáneamente “raros”.
A mí me pasaba que las primeras veces me sentía un poco culpable por sentir placer produciéndole dolor a la persona que más quería. Ya se que parece contradictorio. Así que, para mí, es también un momento de consuelo. Es un buen momento para hablar de la sesión, de lo que os ha gustado más o menos, de lo que habéis sentido. De lo que se ha de mejorar o dejar así. Resumiendo, un momento intimo para sincerarse y acercarse otra vez como personas, dejando los roles aparte. O no. Supongo que esto es como todo, cada uno lo vive como mejor le parece.

Dentro de la sesión puedes hacer lo que desees, respetando los límites. Las normas las creas tú. Si quieres que haya sexo, lo habrá, si no quieres, no.
Si quieres que te mire, te mirará, si no quieres, no. Y así con todo.
No dejes que venga nadie a decirte que una buena Ama no hace esto o lo otro. No hay ningún manual, no existen los gurús, ni los Master de Masters. Ten muy en cuenta que, mientras cumpla las normas básicas, sano, seguro y consensuado, será BDSM.
El resto de normas es cosa tuya.

M. Leo

10 febrero 2007

El principio del final


El portal se cierra de golpe, las perras empiezan a ladrar, y yo remoloneo por la escalera, moviendo las llaves para que suene el cascabel que hay en el, el sonido que le indica que su Dueña llega a casa.
Cuando abro la puerta las perras corren a saludarme, él se queda quieto, esperando, con las rodillas pegadas en el suelo, igual que su mirada. Lo llamo, pronuncio el nombre que yo le di, ven aquí mío, saluda a tu Dueña. Se acerca a cuatro patas, con la mirada suplicante, llega a mis pies, limpia el polvo que hay en mis zapatos, me los quita. Cada curva, cada dedo, cada pliegue de piel es limpiado por una lengua sutil y amorosa. Cuando termina queda quieto, esperando la palabra. Levántate. Abrazo ese cuerpo mío, beso sus labios que me corresponden, susurra a mi oído un te quiero que llena mi alma, me coge en brazos y me lleva al sofá, donde nos contamos los avatares del día que ha tenido cada uno.
Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. Alguien dijo que lo importante no era llegar, si no recorrer el camino. El nuestro ha estado lleno de cruces, lleno de desvíos que irremediablemente nos han traído hasta este tiempo, hasta esta vida que vivimos inmersos en nosotros mismos. No es el fin, espero no encontrarlo nunca, la vida sigue y nosotros con ella. Es ahora, en este punto en el que nos hemos detenido a observar el paisaje, cuando acertamos a descubrir que el camino solo esta a medias, que de nosotros depende tomar una dirección u otra.
Él va preparar la cena, ya ha preparado mi baño, me desnudo a la tenue luz de las velas, el agua esta a la temperatura adecuada. Conoce mis gustos, mis preferencias mejor que yo misma. Con el agua cubriendo mi cuerpo dejo que mis pensamientos viajen, que vuelen hasta el principio, hasta aquel preciso instante en que nuestra mirada se cruzo por primera vez.









Encontrando a mi Lilith


Calles oscuras apenas iluminadas por sucias farolas.
Camino por la acera con la vergüenza pintada en mi cara.
El mundo se ha vuelto una sucesión de hechos inexplicables, de absurdas sombras que rodean la aparente calma con la que me envuelvo. Cataclismos de actos que se suceden sin apenas dejar tiempo para que los asimile.
Y en medio de todo, él, mi isla de tranquilidad, la droga con la que evadirme de esta realidad opresora.
Después de tanto tiempo perdida, empiezo a encontrarme. Y me descubro en cada noche que paso con él, voy recuperando pedazos de la mujer que fui.
Y necesito sentir el poder, me reconforta saber que puedo hacerlo, que todavía sé como hacerlo. Hubo un tiempo en que fuiste la reina absoluta de un montón de hombres que buscaban tu compañía sin apenas conseguir más que lo que tu querías darles.
Pero pasó, como todo. Y después de largos años encerrada bajo la coraza de la indiferencia, después de un tiempo buscándome, empiezo a encontrarme. Y me descubro en cada noche que paso con él, voy recuperando el poder que siempre tuve. El poder de ser yo misma, sin miedos, sin fantasmas rodeándome.
El poder. Siempre lo relacioné con el sexo, con el género. Estaba equivocada.
Mi poder no reside en factores externos, esta dentro, solo tenia que darme cuenta, verlo. Todos tenemos dos mitades, yo me busqué, empecé a encontrarme y finalmente lo hice.
Mi mitad perdida se hallaba dentro de mí. Yo la llamo mi Lilith.
Esa mitad oscura que me complementa.
El camino ha sido largo y difícil, pero aquí estoy. Siguiéndolo. No sé dónde me conducirá, pero soy yo quien lo traza.